sobre mí


Matias »Kobolder« Piantanida
*1980 – Puerto Galván, Bahía Blanca – Argentina
La obra de Matias Kobolder cautiva a los espectadores con diseños en blanco y negro llenos de detalles finos en rostros, figuras y personajes surrealistas. Cada pieza está densamente poblada, invitando a una inspección minuciosa y revelando algo nuevo en cada mirada. Sus personajes, tanto juguetones como misteriosos, evocan una sensación de familiaridad, como si estuvieran conectados a símbolos universales o memorias ancestrales. Combinando patrones de estilo tribal, surrealismo y exageración caricaturesca, Kobolder crea figuras de apariencia mítica, como si fueran espíritus o criaturas de cuentos olvidados.
Su trabajo combina curvas suaves con bordes afilados, lo que añade tanto suavidad como estructura a cada figura. Los patrones fluyen y se entrelazan, creando texturas ricas y una unidad dentro de la composición caótica, guiando la mirada del espectador a través de los caminos ocultos de la obra. Al despertar curiosidad y respuestas emocionales, el arte de Kobolder invita al espectador a un mundo surrealista, donde miradas intensas y formas hipnóticas evocan sueños y pesadillas. Su paleta en blanco y negro amplifica el dramatismo, enfocando la atención en los contrastes y texturas que desafían al espectador a explorar sus propias emociones.
Soy un ilustrador autodidacta argentino-italiano que vive en Düsseldorf, Alemania.
Mi relación con el dibujo se remonta a cuando tenía 3 años. De alguna manera, el dibujo siempre estuvo detrás de todo. En 2005, comencé a estudiar en la Escuela Superior de Artes Visuales de Bahía Blanca (ESAV) y también, ese mismo año, fui seleccionado como expositor en la Bienal Nacional de Arte de la Ciudad Museo de Arte Contemporáneo (ex MAC, Bahía Blanca, Argentina), continué tomando clases y participando activamente en eventos de arte en mi ciudad: Ferias de Arte, Exposiciones de Fotografía, etc. A mediados del mismo año me vi obligado a abandonar la Escuela de arte, y con ello comenzó un largo período de bloqueo creativo que duró alrededor de 13 años.
2017, decidí mudarme a Alemania buscando un lugar donde todo fuera nuevo (gente, idioma, lugares, etc.) y sin ningún plan; un día compré unas hojas de papel y lápices y empecé de nuevo a dibujar, y no pude parar. Como si mi mente hubiese seguido dibujando todos esos años y todos esos personajes se hubiesen enmarañado y apelotonado en mi cabeza hasta que ya no pudieron caber más y finalmente salieron a la luz.
Mi elección a la hora de dibujar es utilizar lápiz y tinta, en su mayoría en blanco y negro. Pero también disfruto y exploro la fotografía, mezclando dibujos con fotos y arte digital.
Dibujar es todo un proceso, está en permanente cambio, pasando por momentos, ideas, etc. Podría decir que hoy mi proceso creativo, el acto de dibujar, comienza, en la mayoría de los casos, sentándome frente a una hoja en blanco y dibujando a ciegas. Muchas veces explico que lo que hago es simplemente una cuestión de abrir una pequeña puerta en mi frente donde todos estos personajes -que han estado atrapados en mi cabeza durante años- salen y se empujan unos a otros y giran sobre el papel, sin orden, sin sentido, sólo por la búsqueda de la libertad. Muchas veces algunas personas ven mis dibujos y me preguntan: ¿Por qué tienen los ojos grandes? ¿Cuál es la razón de estos dibujos? ¿Qué significa todo esto? ¿Por qué sólo en blanco y negro y no en color? Y yo podría decir, que eso es exactamente lo que me gusta de mis dibujos, el hecho de que te quedes mirándolo un rato, que intentes darle darle tu propio significado, que los admires y que luego te des cuenta de que pasaste un rato delante del cuadro perdiéndote en los personajes e imaginando lo que está pasando, y te conviertas en parte de él; porque el observador completa el dibujo dándole su propio significado, disfruto mucho eso, porque hice algo que genera que la persona que observa el dibujo se pregunte cosas, se divierta al mismo tiempo y se evada de la realidad por un momento.
